NostoS AlgoS

Era de mañana cuando salí corriendo a comprar el periódico, recorrí varios puestos hasta encontrar uno abierto, desesperado recorrí las hojas hasta encontrar la sección de ciudad….


Esta noche, contra todas mis expectativas, decidió quedarse, lo cual no sucede muy a menudo.

Me encuentro en mi casa leyendo las noticias periodísticas, mientras espero a que ella termine de lavarse los dientes, después de una cena excelsa. Estoy muy feliz, como lo soy cada vez que ella viene, aunque sea como un parpadeo y aunque sepa que al día siguiente se marchará de nuevo, sin poder hacer absolutamente nada para retenerla.

Hojeando me detengo en una noticia la cual contiene un encabezado que me llamó la atención, debo confesar que fue por el morbo, porque el título no era nada poético:





Estas letras me impactaron, como si un tren me hubiera arrollado, sentí como un frío terrible me inundaba el cuerpo y el corazón martillaba mi pecho exigiendo con pavor salir de mi ser, el nombre de mi amada aparecía en la lista, pero ¿cómo? si estaba aquí, no podía dar crédito a lo que mis ojos habían leído e inconscientemente grite su nombre.

¡¡¡¡¡¡ Columba!!!!!!!!

Ella que regresaba del baño cuando oyó mi grito, vio mi cara de extrema angustia, no tardo en preguntarme si me encontraba bien. Sus ojos con la ternura de siempre me calmaron y no me quedo más que olvidar lo visto. Nos recostamos y me contagió de su paz a tal grado que fui cayendo hasta quedar dormido unos segundos después, mientras un suspiro que confesaba mi amor salió de mi boca y ella me contestaba que me amará por siempre.


Estoy en un monte a la luz de una fogata, que hermoso poder compartir estos momentos bellos con mi amada. Todo parecía perfecto hasta que una ráfaga brutal nos interrumpió, la tierra en mis ojos me hace voltear la cabeza por unos instantes. Tengo que protegerla. La abrazo.

¡¡¡¡Pero qué demonios pasa!!!!

¡¡¡¡Se está pulverizando!!!!

¡¡¡¡Nooooooooooo!!!!

Entre en shock, caí en mis rodillas y mire el cielo implorando a los Dioses que me devolvieran lo arrebatado; aún sin terminar mi reclamo bajé un poco la vista y me percaté que algo bajaba del lejano monte, me ilusioné por un instante porque pensé que era ella debajo de esa túnica, pero pronto caí de nuevo en mi tristeza cuando me percaté de que era un individuo desconocido. Ignorándolo se sentó a mi lado, dándome la espalda acomodo su guitarra y comenzó a tocar. Una sinfonía de inmensa nostalgia que retrataba el momento sucedido sin obviarlo, me creo intriga.

¿Quién era este hombre?

¿Cómo sabía mi desgracia?

Me acerqué a él y toqué su hombro. Cuando volteó….

….su rostro era mi esqueleto.


Con tal imagen desperté exaltado, volteé en seguida para cerciorarme de que ella estaba a mi lado, que la noticia era mera coincidencia y que mi sueño se había equivocado. La única persona en mi cama era yo. La tristeza lentamente se introdujo por mis entrañas.

Salí corriendo a comprar el periódico, recorrí varios puestos hasta encontrar uno abierto, desesperado pasé las hojas una a una hasta encontrar la sección de ciudad, la noticia lo confirmaba, mi mirada quedaba petrificada mirando a la nada mientras estiraba mi brazo para dejar caer las monedas, la última cayó al suelo emitiendo un claro e intenso sonido que atravesó mi cerebro. Ya se habían identificado los siete cuerpos de los fallecidos en el accidente, a los cuales se incorporaba un octavo que había finado en el quirófano, aparecía una lista en la cual lo indeseable estaba presente, el nombre de ella era parte de esta.

Caminando sin rumbo me sorprendió la noche, un poco de conciencia se alojo en mi mente, fui en busca de una gardenia, su flor preferida, cuando caí en la cuenta de que era demasiado tarde para ir a su funeral.

Me dirigí a su tumba a dejarle la flor, me arrodille ante esta y leí la lápida que decía:


__________Es er leuchtet mein herz_________

_______________Verto Pinzón_______________

_______________1982 – 2002_______________

_____________Columba Mendoza_____________

_______________1982 – 2004_______________


Me desintegré mientras terminaba de leer el nombre de mi amada precedido por el mío.